III CONCURSO DE MICRORRELATOS AUGUSTO MONTERROSO

-¿Hablas inglés?
-Sí.
-¿Qué significa "never"?
-Nunca.
-¿Qué significa "never ever"?
-Nunca unca.
-¡Me estás poniendo de los nervios?

Me he puesto de los nervios al ver que el tipo que nos pega todos los días en el recreo a los más enclenques viene hoy con la mano enyesada. La verdad... No sé si será mejor o peor para nosotros.

Me puse de los nervios cuando me dijo:
-Puedes ser el hombre más valiente, el más cojonudo, peo..., ¡¡¡aquí te cagas!!!

Sabía que todo era mentira. Y, aún así, me quedé callada. Todos decían lo mismo, pero yo no revelé nada. Me había puesto de los nervios saber que aquel chico no había sido, que el culpable era el gato, que se había vuelto a colar por la ventana.
Siempre es más fácil culpar al que no se defiende. Al chico sordomudo.

Cada mañana el profesor pasaba lista, pero cuando llegaba a su nombre, no la escuchaba; ella le gritaba que estaba allí, pero nadie oía sus gritos. Sus compañeros también la ignoraban. Y eso la ponía de los nervios. Todos los días sumaba una nueva falta. Pronto la incluirían en el programa de absentistas y llamarían a sus padres.
Cada tarde, una señora deposita flores en una tumba escondida entre las muchas de este cementerio. En la lápida se lee "Sara López Jiménez" muerta a los 13 años...

Perdón, Rubén es alumno de 1º B, como Marta Troncoso y Alba Castaño. Mea culpa.

Toda la familia reunida un domingo campestre. Un niño aventurero y valiente. Sube a una pequeña colina, dispuesto a ganar velocidad para cruzar el pequeño arroyo con su bicicleta. Reclama la atención de su familia para que lo admiren. Se lanza cuesta abajo y cruza, efectivamente, el arroyo, pero se le traba la rueda delantera, por lo que sale disparado. Pudo haberse roto los dientes. Pudo haberse partido la cara. Pudo abrirse la cabeza... Su familia se había puesto de los nervios. Pudo haberse matado. Sin embargo, cuando se levanta, pregunta: "¿Me habéis grabado?

Un día como otro cualquiera iba entrando con el coche a mi casa. Allí había una furgoneta negra llena de hombres que me parecieron atracadores. El conductor se bajó y se montó uno de ello9s que estaba sentado en el bordillo. Este cogió algo del maletero y salió corriendo con algo entre las manos. Me estaba poniendo de los nervios, pero empecé a marcar el número de la policía, no atinaba, no podía marcar el número, el corazón se me salía del pecho: me imaginaba que me iba a secuestrar y que no vería más a mis amigas, me imaginaba que iban a descuartizar, que mi cadáver acabaría en el fondo de un río o devorado por los perros... De repente, uno de ellos destapó la misteriosa bolsa y pude leer "Pizzeria Juanito".

Un 27 de febrero, fui al cine con mis amigos. Cunado apagaron las luces, todo se quedó a oscuras un buen rato. Nos impacientamos porque la película no empezaba y todo el mundo comenzó a dar golpes. Yo me puse de los nervios. Entonces, se abrió el telón y salió el encargado del cine para anunciarnos que no se podría ver la película por el motivo de que el protagonista había fallecido antes de tiempo.

Me llamo María y ayer me pasó algo que me puso de los nervios. Eran las doce menos cuarto, estaba sola en mi casa. De repente, escuché un ruido muy extraño y fui a ver qué era, aquel ruido dejó de sonar cuando llegué al salón, pero me fui a dormir muy asustada. Al rato sonó otra vez y pude ver una luz y escuché una voz que decía: "Ven, ven aquí no tengas miedo". Era la voz de mi madre.
Entonces bajé corriendo para decírselo, pero..., no era ella y sin darme cuenta aquella luz se apoderó de mí. Y ahora me encuentro aquí, en un lugar blanco, sin ruido, sin nada ni nadie. Llevó más de 50 años aquí y nadie sabe dónde estoy. Yo tampoco.