El País 10 FEB 2013

                       SOLEDAD CALÉS

 

Conviene que sepa, si usted pasea ahora por cualquier calle de ciudad, pueblo o villorrio de España, que dos de cada tres personas con las que va a cruzarse ha leído un libro al trimestre. Puede haberse hundido en la trama de una novela negra, discutido (en el silencio de la lectura) con algún filósofo político o aplicado a su vida las enseñanzas recogidas en un texto de autoayuda, eso no importa. Lo que importa es que recorre de principio a fin el contenido de un libro (es verdad que solo el de uno a lo largo de tres meses), acaso alguno de los 88.349 títulos que se publicaron el año pasado en este país. Es posible, por ejemplo, que aquel que ve tan lozano siguiera con extrema atención (y aplicara con disciplina) las recomendaciones de un manual de estiramientos y ejercicios físicos: por eso está como una rosa. La Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) presentó hace poco su barómetro sobre Hábitos de lectura y compra de libros 2012 y su conclusión es que no vamos tan mal. Todavía lejos de Europa, cuyo índice de lectura (lectores habituales) es el 70%, pero acercándonos a la media sin prisas pero sin pausas: estamos en el 63%.

El que quiera ser pesimista que lo sea, está en su derecho. Puede rasgarse las vestiduras, y tendrá razón, porque uno de cada tres españoles no lea nada de nada. Pero seamos optimistas en estos tiempos de desolación, es mejor ver el vaso casi lleno. Sorprende, eso sí, que crezcan los lectores habituales, pero que esos lectores compren cada vez menos libros (1,9% menos). Hay, por otro lado, un dato alarmante: aumentó el número de españoles que leen en formato digital (el 58%; 10 puntos más que hace dos años), pero se impone el gusto por la piratería: el 68% no paga ni un céntimo por lo que se descarga de la Red.

Siga paseando, por favor, y siga con el ánimo alto. El 92% de las personas con las que se está cruzando reconoce leer “algo” en cualquier medio o soporte (1,65% más que en 2011). No está nada mal. Aunque decir “algo” resulte a la postre enigmático: ¿qué es exactamente ese “algo” que lee el 92% de los españoles? ¿Un sms o tratado de ética comparada? Resumiendo, y para que no decaiga: que leer, los españoles leemos cada vez más. Qué cosa y con qué provecho, eso es ya harina de otro costal.