TEXTOS CREADOS POR EL ALUMNADO DE 2º FPB curso 16/17

Érase una vez una mujer que vivía en un pueblo llamado Algar y que paseaba mucho por los bosques a coger margaritas y tulipanes.
Y un día se encontró un rio tan trasparente que se veían los peces. Miró para debajo y en el centro vio un espejo de bolso dorado. Se lo llevó a casa. Cuando llegó a casa colgó el abrigo y las botas y se metió en la bañera. Al rato, cuando salió de la bañera, se vistió y se acordó del espejo. Lo cogió y se miró. Salió una mariquita de él y siguió mirando y vio un paisaje.
Tocó el espejo y le absorbió. Entró en un paraíso de vegetación y flores extrañas, animales como las hadas de los cuentos. Le gustó tanto que se quedó para siempre allí. Como no tenía familia se quedó y lo estaño era que siempre tenía el mismo aspecto, no envejecía.
Cuando paso un tiempo, 70 años más tarde, se dio cuenta de que estaba sola en ese paraíso y decidió volver a Algar. Cuando regresó, fue muy feliz porque le estaba esperando su perrita. Fin .

Yo era un muy buen estudiante, siempre solía sacar notas altas
y ser el primero de la clase. Me llamaban “el topo” por aquello de mis gafas gordas y mis dientes de castor. Solía sentarme en una silla al final de la clase, yo solo con mis libros y viendo como los otros niños hacían gritar al profesor.
Era tímido, yo no tenía muchos amigos, mis únicos amigos eran los libros y las matemáticas. Cuando tocaba el timbre para el recreo, yo solía sentarme solo en el banco, leyendo un libro o mirando como los demás niños se divertían. No entendía porque me rechazaban ¿por mis gafas? , ¿mi forma de vestir? ¿o porque me tenían envidia por sacar más notas que ellos? No lo sé pero, no era justo.
Yo vivía con mi padre, mi madre murió al yo nacer, solo la veía en fotos y la conocía por las pocas cosas que mi padre me contaba de ella.
En ese momento estábamos mal económicamente, mi padre se esforzaba día a día por tener un plato caliente en la mesa. Pero el dinero no le daba para nada más. Yo llevaba zapatos rotos y gastados y la ropa descolorida de tanto usarla. Cuando entraba por la puerta de clase veía a los niños murmurar y mirarme de arriba abajo dándome collejas por no tener zapatos de marca. Yo quería esos zapatos, me cabreaba, cuando llegaba a casa le gritaba y echaba las culpas a mi padre por no comprarme esos zapatos… Él siempre me respondía con la misma frase:
-Estudia, y el día de mañana podrás comprarte todo lo que desees y tendrás tanto éxito como esperas.
En aquel momento no lo entendía, pero al transcurrir de los años, yo me convertí en un gran empresario dueño de un banco. Ya podía comprar zapatos de etiquetas e ir con ropa de marca.
Y que cosas tiene la vida que los mismos niños que un día se burlaban de mí y jugaban a la consola en vez de estudiar, ahora estaban en uno de mis bancos suplicándome por un préstamo para poder comer.

El amor no siempre es correspondido
Compró el anillo y se fue al sur. El joven no sabía vivir sin el amor que le tenía a su novia que se fue en busca de trabajo al sur. Fue a toda prisa en busca de algún vehículo para poder emprender su marcha, estaba loco por pedirle matrimonio a su chica. Lo encontró y se fue sin miedos para buscarla. Al llegar al aeropuerto de Sevilla, ciudad donde estaba instalada su novia temporalmente, empezó a llamarla y ella no le cogía el teléfono, pero él seguía y seguía. Una de las veces, consiguió localizarla llamando al trabajo, él muy contento le dijo a ella que estaba en la ciudad donde ella estaba. Ella le preguntó dónde estaba que tenían que hablar. Quedaron en un bar junto a La Giralda, tenía muchas ganas de verla. Y por fin, después de dos meses sin verse se volvieron a ver, la luz en la mirada de él hacia ella expresaba todos sus sentimientos, pero ella no tenía la misma mirada, estaba triste.
Se sentaron y empezaron a hablar, Marta con lágrimas en los ojos le dijo:
- Alberto, ya nada es como antes, desde que me vine aquí, todo ha cambiado, he conocido a nuevas personas y tengo nuevas metas.
Alberto con cara de desilusión y asombro por las palabras de Marta, le respondió:
- Yo tenía algo muy importante que decirte, que hacia tanto tiempo estábamos pensando hacer…
Marta se quedó con cara sorprendida al ver que su novio, sacaba una cajita y se puso de rodillas.
Antes de que él hablara y dijera nada, ella cogió, se levantó y le dijo:
- Lo siento, Alberto.
Ella emprendió su camino y él volvió a su tierra muy decepcionado por todo lo que le había sucedido.
Al llegar a su tierra, se fue para su casa muy decepcionado y decidió contarle a su familia lo que le había sucedido. Ellos le dijeron que no pasaba nada, que nadie se moría por nadie y que tenía que ser muy fuerte y no hundirse nunca, seguir para delante con todas las barreras que le pone la vida.
Él decidió salir de fiesta y, en esa discoteca, conoció a una señorita muy amable, Lucía se llamaba, empezaron a charlar y se dieron los teléfonos. No quería nada él ya que lo había pasado muy mal con su anterior novia Marta, que todavía no se había olvidado de ella del todo.
Con el tiempo empezaron a conocerse y se enamoraron, tuvieron hijos y se casaron, sueño que, por fin, él pudo cumplir.
Al cabo del tiempo, Marta vuelve a llamar a Alberto para decirle que lo echaba mucho de menos. Alberto con lágrimas en los ojos le dijo:
- Hola Marta, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, lo siento, que te vaya bien.

COMO EN UNA PESADILLA

Cuando salí a la calle, la ciudad estaba completamente desierta. Parecía un sueño, no me creía lo que estaba viviendo.
Las casas estaban derrumbadas, los árboles en el suelo, los coches quemados y no había rastro de personas. De repente, escuché ruido detrás de unos escombros, me acerqué rápidamente y me quedé sorprendida al ver a una anciana atrapada entre ellos. Hice lo posible por sacarla, y lo logré. Estaba herida y llorando desconsoladamente. La agarré entre mis brazos y la senté a mi lado. Cuando ya estaba más tranquila, le pregunté qué era lo que había ocurrido, ella me empezó a contar.
Resulta que habían bombardeado mi barrio. Fui corriendo en busca de más ayuda, cuando vi decenas de cadáveres. Llamé a la policía y al cabo de media hora llegaron a donde yo me encontraba. Me hicieron muchísimas preguntas sobre lo que había sucedido, pero yo no sabía nada, sólo había un testigo y era la anciana con la que yo me encontré. Ella les confesó que estaba en su casa cuando se empezaron a oír extraños ruidos de helicópteros, se asomó a su patio y vio una imagen que nunca olvidará. Lanzaban bombas y todo el barrio empezó a derrumbarse. Casas y coches ardiendo, familias enteras corriendo de un lado a otro intentando esquivar lo que estaba sucediendo.
No fue posible, muchísimas personas habían muerto, todo estaba destruido.
La policía se puso en contacto con ambulancias y bomberos de inmediato. Había que empezar a buscar si había alguien más entre tantos escombros.
Era terrible lo que estaba sucediendo, todo parecía una pesadilla.
En seguida, llegaron más policías, ambulancias cargadas de médicos, bomberos…La policía dio la orden de empezar la búsqueda de más personas, pidieron ayuda a máquinas excavadoras, todo estaba destrozado.
Después de tres días de búsqueda, encontraron ciento veinticinco cadáveres de personas que habían fallecido, y cincuenta y cinco personas con vida pero en muy mal estado que ya ingresaron en el Hospital Virgen del Carmen.
Aún no me creo lo que ha ocurrido, todo ha sido una tragedia. Ahora mi barrio se encuentra en proceso de reconstrucción, pero ya nada volverá a ser lo mismo, sin tantas personas presentes en él.

Ya hace nueve meses que me eligieron de investigadora en el Hospital más famoso de Estados Unidos. El día de la elección estaba muy nerviosa porque al entrar en el salón de actos de la facultad había más de 1000 personas como yo, esperando con las mismas ilusiones a esa plaza para un puesto de trabajo, aunque solo podían salir 5 personas. El director de la facultad empezó a sacar papelitos y todos observábamos nerviosos. El primer papel recuerdo que el director levantó la cabeza, miró para enfrente y dijo:
-Antonio Macías felicidades eres el primer investigador.
Ya empecé a ponerme nerviosa porque tenía menos posibilidades para una plaza.
El segundo papel, los llantos de los compañeros ya empezaban, yo nunca perdía la ilusión y la esperanza.
Fabiola Castro, enhorabuena eres la segunda investigadora…y así hasta el día de hoy.
El 14 de octubre de 2008 empecé en el Hospital y mi primera impresión fue muy desagradable porque al entrar en el Hospital vi muchos pacientes.
Terminé mi jornada laboral y me fui para casa. Ya tumbada en el sofá, mi cabeza no paraba de dar vueltas y pensé que tenía que preparar algo para curar a todas esas personas.
Llevo meses investigando con células madres y he descubierto una vacuna que al menos cura algunos tipos de cáncer.
Curé a muchos pacientes y mi jefe me dijo que yo era una persona con ideas fantásticas y que merecía grandes elogios.

A aquella mañana me desperté y me puse a arreglar la casa. Hice las camas, arregle la ropa, puse una lavadora. Después decidí barrer la casa, estaba muy sucia y llena de polvo. Haciendo la cama vi un extraño objeto debajo de la cama. Lo arrastre con la escoba y note que era pequeño, metálico y pesado. Era una pistola .Me quedé un poco sorprendida, no me explicaba cómo había podido llegar esa pistola a nuestra casa. Llame por teléfono a mi marido para que me explicara lo que había sucedido. El tampoco entendía que tampoco como ha podido llegar esa pistola a nuestra casa. Entonces decidí llamar a la policía. Llegaron a casa en 10 minutos. Les enseñé la pistola y les dije lo que había pasado y como había encontrado esa arma debajo de la cama. Ellos lo metieron en una bolsa y se lo llevo a la comisaria para averiguar las huellas. A los dos días me llamaron de la comisaria. Y resulta que las huellas eran las mías. En la casa de al lado se había sucedido un robo y la policía me vino a detener. Yo no recordaba nada.

Hoy es día 20 de abril del año 2026. Vivo en Valencia, con mi marido Ernesto y con mis dos hijos María y Diego. Ernesto trabaja en una fábrica de bombones. Yo trabajo en una fábrica de patatas fritas. En nuestra casa nunca faltan los bombones ni las patatas fritas. Mis hijos van a un colegio lejos del barrio. María estudia enfermería y Diego estudia mecánica. Los dos son muy buenos estudiantes. Somos muy felices. Con nuestros sueldos podemos irnos de vacaciones a donde queramos. Hemos viajado a: Barcelona, Madrid, Málaga... Tenemos muchos amigos/as con lo que salimos a ver el teatro del Rey León, tomarnos un café, vamos juntos a la playa, a la montaña… Nuestra vida es perfecta.
De repente suena el despertador, hoy es el día 14 de diciembre del año 2016., yo soy una estudiante de 18 años. Ernesto es mi amigo. No estamos casados ni tenemos hijos pero yo sueño un futuro a su lado.

Era una persona que tenía un buen sentido del humor, que iba por la vida haciendo bromas y haciendo reír a las personas. Siempre estaba disfrutando de la vida. Él era muy alegre, no le gustaba ver a nadie decaído o un poco apagado.
Cuando veía que una persona estaba mal, siempre intentaba hacerla reír, dándole consejos y apoyándole. Era conocido en todo el pueblo. Todos los fines de semana con su grupo de amigos iban a bares, discotecas a hacer shows de comedia, se lo pasaban muy bien. Él tenía un sueño, ser un famoso de la comedia, salir por televisión y viajar por todo el mundo, para hacer reír a todo el que lo viera, pero a su madre no le gustaba que su hijo fuera un famoso de la comedia. Ella quería que fuera abogado. Él, siempre peleaba con su madre porque su sueño era ser un cómico y no quería estudiar para ser abogado. Él seguía con sus shows los fines de semana, hasta un día que un hombre le dijo que quería hablar con él al terminar su actuación.
El hombre le preguntó si quería hacer un monólogo en unos de los teatros más famoso de toda España, pero él dijo que la última palabra la tenía su madre. El hombre fue a la casa para hablar con la madre y enseñarle el contrato que tenía para su hijo. Le ofreció estudiar en una escuela de Madrid y vivir en una casa cerca de la escuela. La madre vio la ilusión que tenía su hijo y aceptó la oferta.
Al cabo de los años, el hijo se volvió muy famoso en todo el mundo. Actuó por los mejores teatros. En su último show en España dijo a los espectadores que lucharan por los sueños y que lo más importante es tener un buen sentido del humor y disfrutar al máximo la vida.

Yo soy una niña que tengo siete años. Yo soy una niña china. Entré nueva en el colegio al principio del curso. El primer día los niños de la clase me miraban extrañados. Nadie quería sentarse conmigo. Me sentía muy triste. Decide contárselo a mis padres y ellos me dijeron que se lo contara a mi profesora. Así fue, le conté el problema a la profesora.
La profesora habló con mis compañeros de la clase. Y les dije que tenían que acéptame como yo soy y no rechazarme. Yo olvidé lo ocurrido. Me hice amiga de todos mis compañeros de la clase. Y aprendí a tener una actitud positiva.

El Perfume.

22 De Septiembre de 1780 (Arcos De La Frontera).

Llegó un día normal y corriente para la familia. Teníamos que madrugar para trabajar sobre la mugre. Mi sueño era inventar el mejor perfume del mundo. Tenía que ir a casa del comerciante Adrián para pedirle unos ingredientes que me hacían falta, pero tenía que tener cuidado por las calles malolientes ya que había mucha pobreza para los campesinos y mucha riqueza para los Nobles.
El campesinado se creía que porque fuese perfumista tenía más dinero que los demás campesinos y por eso tenía que tener cuidado por las calles porque intentaban robarme lo que llevaba. De camino de casa de Adrián, me encontré con Javi el Carpintero, y fuimos a casa de Adrián que él tenía que verlo también. Llegamos y estaba con unos campesinos del pueblo comerciando.
Luego, llegué a casa de mis padres para almorzar y luego seguí con mi trabajo, fui a casa de Mariano, el Curtidor, le pedí los ingredientes que me hacían falta y me fui para casa, avancé el perfume y me acosté para seguir el día siguiente.
Me levanté y seguí con ellos de nuevo comencé a echar los ingredientes en una olla a presión fui mezclando y mezclando hasta que apareció mi madre con una cosa que iba a ser clave en mis planes. Me trajo un pétalo de rosa ya que era muy difícil conseguir, porque las ratas que habitaban en la calle se comían las flores. Le eché el pétalo y llegó mi padre para ayudarnos con los frascos de cristal ya que había ido a una persona que hacía vasos de cristal. Le pedí ocho frascos y le pagué las monedas que me pidió. De camino a casa me encontré con el cerrajero ya que tenía que comprar una cerradura porque había bandas de personas que iban asaltando las casas. Cambié la cerradura porque al perfume le quedaba poco para estar hecho, le quedaban pocas horas para que estuviera perfecto todo y sacara el aroma, cuando, de repente, la caldera dejó de calentar los ingredientes ligados y tuve que ir de nuevo a lo del comerciante para comerciar con el dos gallinas por una caldera porque ya no me quedaba dinero para comprar y tenía que negociar con él si quería que el perfume me saliese como yo quería.
Conseguí hacer el frasco de colonia quedándome hasta las tantas de la madrugada… Me fui a dormir a casa de mis padres. Al día siguiente, me levanté y llamé al catador de colonias y me dijo que el perfume había salido como yo quería. Él iba a llamar a una perfumería para que se pasaran por mi casa a oler mi creación.
Al día siguiente, llegaron los compradores, lo olieron y me quisieron contratar para fabricarles perfumes.