EL TESTIGO INVISIBLE, de Carmen Posadas

04.03.2013 08:55

 

Leonid Sednev, deshollinador imperial y más tarde pinche de cocina, tenía quince años la noche del 17 de julio de 1918, cuando un grupo de militares de la Revolución bolchevique asesinó brutalmente a la familia imperial rusa.
Leonid fue el único superviviente y testigo invisible de la tragedia.
Mucho tiempo después, un Leonid ya anciano decide recomponer sus recuerdos y comienza este relato, desde los ojos del sirviente de la familia imperial, con el que recrea los últimos años del Imperio ruso y el cambio de régimen.
Carmen Posadas nos sumerge, con su habitual maestría, en el fascinante mundo de la familia imperial rusa: luces y sombras de palacio, en un desfile de princesas y deshollinadores, zares y bolcheviques, lujo y miseria.

«La vida privada de los que han hecho historia está compuesta, ya se sabe, de luces y de sombras. Algunos testigos gustan recrearse en las luces, mientras son multitud los que prefieren relatar solo las sombras, cuanto más negras y alargadas, mejor. Personalmente me interesan más los claroscuros. Pienso que, como en el arte de los pinceles, son ellos los que logran trazar el retrato perfecto.
»Ahora sí ha llegado el momento de empezar mi relato. Y, aunque no sea muy ortodoxo —y desde luego sí vanidoso—, lo haré por el único instante en que, lejos de ser testigo sordomudo y ciego de lo que ocurría tras las puertas cerradas, mi nombre entró, aunque fuera de forma fugaz, en la Historia con mayúscula.
»Sí, yo estaba ahí cuando se produjo aquel segundo círculo concéntrico que Grigori Efimovich Rasputín profetizó que tendría lugar menos de dos años después de su asesinato.»