El amor no siempre es correspondido

Fecha: 14.12.2016 | Autor: Nayara Macías Cabello

El amor no siempre es correspondido
Compró el anillo y se fue al sur. El joven no sabía vivir sin el amor que le tenía a su novia que se fue en busca de trabajo al sur. Fue a toda prisa en busca de algún vehículo para poder emprender su marcha, estaba loco por pedirle matrimonio a su chica. Lo encontró y se fue sin miedos para buscarla. Al llegar al aeropuerto de Sevilla, ciudad donde estaba instalada su novia temporalmente, empezó a llamarla y ella no le cogía el teléfono, pero él seguía y seguía. Una de las veces, consiguió localizarla llamando al trabajo, él muy contento le dijo a ella que estaba en la ciudad donde ella estaba. Ella le preguntó dónde estaba que tenían que hablar. Quedaron en un bar junto a La Giralda, tenía muchas ganas de verla. Y por fin, después de dos meses sin verse se volvieron a ver, la luz en la mirada de él hacia ella expresaba todos sus sentimientos, pero ella no tenía la misma mirada, estaba triste.
Se sentaron y empezaron a hablar, Marta con lágrimas en los ojos le dijo:
- Alberto, ya nada es como antes, desde que me vine aquí, todo ha cambiado, he conocido a nuevas personas y tengo nuevas metas.
Alberto con cara de desilusión y asombro por las palabras de Marta, le respondió:
- Yo tenía algo muy importante que decirte, que hacia tanto tiempo estábamos pensando hacer…
Marta se quedó con cara sorprendida al ver que su novio, sacaba una cajita y se puso de rodillas.
Antes de que él hablara y dijera nada, ella cogió, se levantó y le dijo:
- Lo siento, Alberto.
Ella emprendió su camino y él volvió a su tierra muy decepcionado por todo lo que le había sucedido.
Al llegar a su tierra, se fue para su casa muy decepcionado y decidió contarle a su familia lo que le había sucedido. Ellos le dijeron que no pasaba nada, que nadie se moría por nadie y que tenía que ser muy fuerte y no hundirse nunca, seguir para delante con todas las barreras que le pone la vida.
Él decidió salir de fiesta y, en esa discoteca, conoció a una señorita muy amable, Lucía se llamaba, empezaron a charlar y se dieron los teléfonos. No quería nada él ya que lo había pasado muy mal con su anterior novia Marta, que todavía no se había olvidado de ella del todo.
Con el tiempo empezaron a conocerse y se enamoraron, tuvieron hijos y se casaron, sueño que, por fin, él pudo cumplir.
Al cabo del tiempo, Marta vuelve a llamar a Alberto para decirle que lo echaba mucho de menos. Alberto con lágrimas en los ojos le dijo:
- Hola Marta, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, lo siento, que te vaya bien.

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