Un día de 1780

Fecha: 28.10.2016 | Autor: Amanda Cano García

Hoy es 2 de julio del 1.780, verano hace mucha calor. Me despierto muy temprano , me visto , me pongo medias muy finas con algún que otro agujero , una falda larga negra y una camisa blanca muy fina también y raída por los puños , en los pies llevo unas alpargatas , desayuno un vaso de leche de cabra sin nada más y salgo de casa con un sombrero de paja en la mano para evitar que me del sol en la cabeza .
Luego me dirijo a la huerta del señor Vicente al que compro pimientos, tomates, cebollas, sandías y melones recién cogidos de su campo. Mi hijo de doce años, que ayuda a llevar fruta y verdura al puesto que está un poco lejos, no podemos con toda la mercancía y tenemos que parar para descansar varias veces. Por fin llegamos a la plaza del pueblo, ese es lugar donde monto el puesto, llevo más de quince años montando el puesto en el mismo sitio, en una plaza pequeña y los días del mercado se llena de puesto y de gente que ha venido de pueblos cercanos.
Empiezo a pregonar el nombre de los productos que vendo y la gente se acerca, hay mucha gente hoy en el mercado , paso todo el día vendiendo . Almuerzo un poco de pan y sardinas que me regalan mi vecina, la pescadera. Al ponerse el sol, recojo el puesto, hoy lo vendido todo, estoy muy contenta y6 tengo algún dinerillo en el bolsillo, aunque después de pagarle al señor Vicente, quedará poco.
De vuelta a casa me paro en una fuente que hay cerca, me refresco un poco pues, a pesar de que ya es tarde, el calor es insoportable. Lleno un cubo de agua y me lo llevo a casa, al llegar preparo la cena que consiste en una sopa y un trozo de pan.
Después de cenar me voy al cuarto, me quito las alpargatas, la falda, las medias y me meto en la cama. Estoy muy cansada.

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