Su pelo volaba,sus brazos esaban relajados,sus piernas al compás del trote,su corazón contento y su sonrisa de oreja a orea, cuando de repente:
-¡Para!¡Para!
Aquel agujero era muy peligroso, pero ese caballo comenzó a galopar.La chica se encontró irremediablemente perdida
El agujero.
Fecha: 08.04.2014 | Autor: Mª Magdalena Salguero